Las siglas hacen referencia a varias certificaciones que rigen el comercio en Europa de ciertas sustancias. En el caso de la certificación ROHS, regula aspectos relacionados a la utilización de metales pesados en la fabricación de dispositivos eléctricos y electrónicos, por lo cual los productos a exportar deben ser sometidos a las pruebas necesarias en los laboratorios acreditados.
En tanto, el reglamento de registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas (REACH, por su nombre en inglés) regula la producción y el uso de componentes químicos, así como el posible impacto ambiental y los riesgos para el ser humano. Entre los productos que se solicita el REACH podemos encontrar de limpieza, pinturas, juguetes e incluso ropa y muebles.
La Unión Europea especifica que el Reglamento REACH se aplica a:
- fabricantes de sustancias y productos químicos destinados a la venta o a otras empresas.
- importadores de sustancias y mezclas químicas o de productos como ropa, muebles o artículos de plástico, procedentes de países que no formen parte de la UE.
- distribuidores que almacenan y comercializan sustancias o mezclas químicas.
- usuarios intermedios que utilizan sustancias o mezclas químicas en el marco de una actividad empresarial o profesional.